Bueno, atencion mis queridos lectores y lectoras...les tengo buenas noticias. Para aquellos que deseen leer el original del primer capitulo, se pueden contactar conmigo al mail theangelost17@gmail.com y pedirlo. No publicare aqui los originales, asi que si alguien los desea, que me lo haga saber por favor. ^^
Disfruten el cuarto capi...Adios!
Capítulo IV:
Mi Pilar
¡Nada!
Que frustrante era terminar mi último día en el país con la nada misma entre las manos. Nunca había intentado localizar a nadie, pero no lo haría otra vez. Era demasiado complicado.
Ahora entiendo cuando mi madre me decía “entre mas ansias algo, mas te demoras en conseguirlo”.
Ya habían pasado los últimos días que me quedaban, mañana tomaría mi vuelo a España y no tenía ni una sola pista de quien podría ser ese joven. ¡¡Agh!!
Me había pasado el sábado entero fuera de casa, sintiéndome completamente estúpida por querer encontrar a alguien de quien solo recordaba los ojos. Mi punto de partida había sido cerca de la casa de mis padres, ya que en esa parada se había bajado del autobús. Recorrí todo el vecindario mirando a cada chico que se me cruzara y nada. El día terminó sin noticias y, mejor para mí, sin sueños. Estaba demasiado cansada para tenerlos.
El domingo no fue mucho mejor. Creí ver a un tipo de su misma altura y contextura, según la vaga imagen que guardaba mi mente, pero cuando me decidí a hablarle, lo perdí de vista. Luego, lo vi de nuevo para perderlo a la hora siguiente.
Mi hermana, Pilar, acababa de ingresar a la universidad, y estaba tan harta como yo de mis padres, por lo que, al saber que me iba por un tiempo indeterminado, me había pedido alojamiento, y yo, en un intento de librar su existencia de la mirada adusta de mi madre, le había cedido las llaves de mi “guarida”.
Pilar tenía dieciocho años recién cumplidos, y un carácter muy interesante: nada de rabietas descontroladas, ni gritos a nadie, solo un semblante pacífico que emanaba armonía a cualquiera que estuviese con los nervios a flor de piel.
Es de mi estatura, un metro con sesenta y siete, cabello castaño claro, ojos pardos, casi verdes, tez blanca y contextura delgada. Es muy detallista con su apariencia, aunque no le guste llamar la atención. Adora los libros y el estudio casi tanto como yo, pero su verdadera pasión esta en el arte. Yo siempre he dicho que mi hermana tiene un don muy especial; la capacidad de poner en imágenes las palabras que no dice. Es algo inverso a lo mío. Yo desencadeno historias y poemas con cada sentimiento descubierto en mí, ella los representa.
Siempre nos hemos llevado bien, y a menudo salíamos y trabajábamos juntas. Tenemos una diferencia pequeña de edad; yo tengo veintidós, lo que hace que, al ser dos polos opuestos nos entendamos mejor que nadie. Muy irónico, ¿verdad?
Cada vez que yo peleaba con mi madre, cuando aún vivía en su casa, era ella quien me calmaba y aconsejaba. Fue ella quien ayudo a que yo me independizara pro completo y ahora le estaba devolviendo uno de sus tantos favores.
Mi hermana ingresó a la carrera de Artes Visuales con un puntaje apto para odontología. Es muy estudiosa pero su paz se encuentra en sus bocetos. Era una verdadera lastima no poder pasar mas tiempo con ella, ya que sería una de las pocas personas que extrañaría, pero nos veríamos pronto. La posición social de mis padres nos demandaba un alto ingreso mensual, y a pesar de que ambas habíamos renunciado a todo esto, nuestras cuentas bancarias habían quedado muy bien solventadas, así que le había prometido llevarla a España en sus vacaciones.
- Pero y si… - empecé de nuevo un tanto angustiada.
- Esme – me atajó – voy a estar bien. Tu solo preocúpate de divertirte al máximo y de aprovechar tu estadía en España – me sonrió.”
Sí, así era ella. Sabía todo lo que había ocurrido, así que también sabía lo que este cambio significaba en realidad para mí. Lo entendía… el punto era en verdad…
- ¡¿Por qué me siento tan frustrada?! – me pregunté a mi misma.
La única explicación posible era lo ocurrido con aquel misterioso joven. ¿Quién era? ¿Por qué me miró con tanta intensidad? ¿Por qué se disculpó por “interrumpirme”? ¿Me conocía?
Suspiré. Estos días no fueron lo que esperaba, pensé abatida.
Me encontraba recostada una vez mas sobre el sofá de mi departamento, enfurruñada por mi ignorancia. No estaba acostumbrada a no saber o a no “entender” las expresiones de cuantos me rodeaban.
Mi gran pregunta era… ¿Lo vería de nuevo…?
El sonido del timbre me distrajo de mis cavilaciones. Me levanté perezosamente y me encaminé hacia la entrada. Abrí sin mirar y me quedé sorprendida al ver a Pilar en el umbral de mi puerta.
- Hola – saludó un tanto tímida - ¿te molesto?
- Pero qué… - comencé pero su pregunta estúpida me distrajo - ¿Qué pregunta es esa? – Le solté repentinamente molesta – no seas tonta, pasa. – le hice un gesto para que avanzara pero no se movió. Había dos maletas a sus pies.
- ¡Oh! –Exclamé aun más sorprendida – ya veo, peleaste con mamá, ¿verdad?
- Ya no pude contenerme – me dijo radiante y orgullosa aunque un poco avergonzada.
- ¡Bienvenida a casa! – le dije y la abracé.